CONTEXTO
El Borussia Mönchengladbach pertenece
a esa clase de conjuntos que, partiendo de unas limitaciones evidentes, suele
tender a adaptarse al equipo rival y
anular sus virtudes por encima de someterlo mediante ataque posicional. La
formación básica de ataque parte de un 4-4-2,
en cuya base colaboran los 4 defensas y dos mediocentros. Es un equipo con un
circuito de salida lento, que
prioriza (a veces hasta el absurdo) no poner en peligro la posesión, pero versátil, con diversos automatismos para la salida, y con dos centrocampistas
que sufren para encontrar el espacio donde recibir y darse la vuelta, lo que
acaba llevando a las diversas ideas de salida a buscar el mismo objetivo: saltar la 1º línea de presión y
conseguir posesión en el centro de cara
a portería. Para ello, para dejar espacio por dentro, y dado que los centrales nunca pretenden salir con el balón
controlado para generar ventajas, tanto laterales como volantes parten pegados a la cal, y se busca el apoyo rápido de espaldas tanto de un delantero,
de los volantes, o del mediocentro que tenga más vuelo ofensivo. Al situar,
generalmente, a jugadores de gran talento y juego interior en banda (Arango,
Herrmann, el propio Reus), se produce un doble
efecto, pues en ocasiones es el lateral quien está ocupando el espacio del
volante, y el volante se mueve hacia dentro, generando otra línea de pase interior.
A pesar de esa salida lenta, que a veces abusa del balón horizontal por miedo a la pérdida, todo
se acelera una vez el balón pasa de mediocampo, posiblemente por las pocas ventajas que esa salida es capaz
de generar. El equipo rival no ha sido movido con velocidad, no está
descolocado, y además el espacio para maniobrar es aún menor. Sin embargo el
Borussia M. se desenvuelve bien en estas condiciones. Cada combinación, cada
llegada de 2º línea es dañina, y con
una salida medianamente limpia, haciendo recibir a los jugadores adecuados de
cara, se consigue hacer correr hacia
atrás al rival.
El equipo está blindado contra
la pérdida, en cada robo de balón el rival se encuentra con hasta seis futbolistas por delante de forma
constante, y por lo general tiende a ser presionado
en los momentos posteriores al robo
y en los primeros pases, siempre con
el objetivo de evitar transiciones fáciles y peligrosas. En el juego sin balón
no me extenderé demasiado: si el rival supera la 1º presión satisfactoriamente,
las líneas se retrasan. Suelen
defender ataques posicionales con 7 u 8 jugadores tras balón, con líneas muy juntas, y bastante amplitud, asegurando el espacio entre centrales y
mediocentros. El espacio que el rival pueda encontrar de primeras está en este
caso localizado entre el balón y la
línea de centrocampistas del Borussia, pero no entre las líneas rivales.
Como dato extra, los partidos del
Borussia M. suelen tener su cuota de pausa
y de infraexcitación. Los de Favre
no contraatacan de forma directa salvo que se consiga ganar mucho espacio con un
1º/2º pase relativamente seguro, y tampoco gustan de conceder contraataques
claros al rival, con lo que los partidos acaban entrando en un bucle de ataques posicionales en los que es
ciertamente difícil superar a este equipo.
CAPACIDADES
FÍSICO-TÉCNICAS
Marco Reus (1989), una de las
grandes sensaciones de la Bundesliga, y futuro
jugador del Borussia Dortmund, es un futbolista diestro, 1.80 de
estatura, y de complexión menuda. De hecho, su imagen engaña al ojo,
curiosamente compartiendo ciertas características físicas con su casi-compañero
de generación del Real Madrid, Mesut
Özil. A pesar de esa constitución delgada, sus condiciones atléticas son magníficas: velocidad endiablada,
capacidad para mantener la potencia en carrera, y para ‘bajar marcha’ y recuperar el aliento tras esfuerzos explosivos.
Extremadamente ágil, Reus necesita
poco espacio para acelerar en
conducción. Es precisamente esa una de sus más potentes armas: la conjunción de
velocidad con habilidad para mantener el balón controlado.
Técnicamente es un futbolista notable,
que cubre un rango amplio de
acciones técnicas (primeros contactos, control orientado, ejecución de acciones
que requieran talento técnico en carrera, acierto en el pase...) que no llega al sobresaliente porque
presenta cierta irregularidad en esta faceta, y es que con asiduidad comete
errores de ejecución que no responden a la dificultad de la acción, sino al “plus”
técnico que le falta, y que lo coloque al máximo nivel. Con la izquierda, su
pierna mala, golpea cuanto menos, mejor.
Preparado para desbordar en seco y en carrera, su rango de pase
no es exagerado pero sí tiene talento para ofrecerlo con cualquier superficie del pie. Lo combina con una visión periférica notable: no le cuesta
encontrar compañeros a los que ofrecer el pase, por muy difícil que sea la ejecución.
Pese a tener gol, y sobre todo a
generar un ingente número de ocasiones por partido, aún está por afinar su técnica de disparo, y su finalización en 1vs1. Por último, a
balón parado no tira faltas directas, pero sí saca córners y faltas laterales
con peligro.
TIPOLOGÍA DE
JUEGO
Desde el punto de vista del esquema, podemos decir sin equivocarnos que
es uno de los futbolistas que más variedad
de posiciones ha ocupado. Hemos podido ver a Reus jugando como volante derecho,
izquierdo (permutas in-game o desde el planteamiento), por el centro detrás de
los delanteros, sobre todo bajo marcadores negativos, y en cualquiera de los
dos puestos de delantero (2º delantero haciendo más funciones de apoyo, o punta
de lanza). En cuanto a zonas, no se puede sino decir que no hay prácticamente
ninguna en la que no haya intervenido, aunque habitualmente de la misma forma:
tirando la diagonal fuera-dentro,
con y sin balón.
Lo más característico de Reus, lo que lo define como jugador, es su verticalidad. Hablamos de un jugador
muy directo, impulsivo, que tiene constantemente en la cabeza percutir la defensa rival. Esto lo
manifiesta no sólo con balón, sino que sus movimientos respecto al mismo cuando
no está en su posesión buscan, más que ofrecer un apoyo horizontal y recibir de
cara, ganar espacios por delante del balón para el propietario del mismo,
en una maniobra mitad de fijación, mitad
de ruptura buscando el balón al espacio, dependiendo de si está en lado
fuerte o lado débil respectivamente. Súmele un excelente gusto para elegir el
momento justo para ejecutar este desmarque que da como resultado un futbolista
súper exigente para con la defensa
rival.
Esta verticalidad, de todas formas, no debe ser entendida como un talento
puramente individual. En carrera no se obceca con el balón y busca aliados para salir en combinación,
teniendo muy presente golpear a la
defensa rival, consiguiendo versatilidad y profundidad suficiente como para ser
considerado un futbolista, cogiendo prestado un término más típico del
baloncesto, capaz de “crearse su propia jugada”, desde la
acción individual o la asociación. Posee un timing muy bueno para soltar el balón en el momento justo,
haciendo valioso el arrastre de defensas rivales; por situar un ejemplo
identificable, parecido al automatismo Messi en el Barcelona, conseguir que la
línea defensiva te mire sólo a ti para ponerle el balón a un futbolista que
rompa por lado débil.
A pesar de todo, existe cierto poso de horizontalidad, de decisión sobre los tiempos en el futbolista, que
nos hace pensar en potencial para desarrollarse además como futbolista de pausa, capaz de sobrevivir en el sector
central del campo rival sin priorizar la búsqueda de profundidad.
El Borussia Dortmund, por
definición, no es un equipo de
contragolpe. Sin embargo, si se tuviera que simplificar el brillante juego del
actual campeón de la Bundesliga se
recurriría a los términos de velocidad
y llegada. Dos adjetivos
característicos de los equipos cuya génesis se vincula a la transición ofensiva, caso del Borussia Mönchengladbach. Dos adjetivos
que se vinculan al jugador que les unió, Marco
Reus.
La idoneidad del fichaje no se queda en la aparente sintonía entre las cualidades de la joven perla germana y su nuevo
club. El Dortmund nace, crece y se reproduce en la banda derecha, pero, al igual que la Alemania de Löw, muere en la izquierda. El interior de posesión –otrora Sahin– se acomoda en la derecha, Kagawa recibe el pase orientándose al
mismo costado donde Götze, el
jugador con más talento del equipo, recibe con más facilidades de las deseadas
por el entrenador rival. Con todo el oponente girado y basculado, Mario encuentra
un carril –y medio– totalmente liberado para que Grosskreutz o Lewandowski
finalicen la jugada demostrando que la asimetría también es bella.
¿Se imaginan a Reus actuando
por este carril –y medio–? ¿Se imaginan lo equilibrado
del ataque borusser? ¿Se imaginan lo que sumaría un jugador con verdadero gol como él a un equipo cuyo espíritu, salvo en el caso de Kagawa,
adolece del arte más letal del fútbol? Jürgen Klopp sí. Mario Götze también.